Cara y cruz de la alimentación: Trastornos de la conducta alimentaria (I)
jueves, 22 de junio de 2006 -
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Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades conductuales devastadoras producidas por una compleja interacción de factores bio-psico-sociales. Los TCA inicialmente descritos fueron la anorexia nerviosa (AN) y la bulimia nerviosa (BN). En las clasificaciones más actuales se incluyen también la obesidad, la vigorexia, la ortorexia, el trastorno por atracones y otros TCA no especificados.

La AN y la BN comparten características comunes (depresión, ocultación y obsesión con la pérdida de peso, entre otros), pero difieren en gravedad, rasgos de personalidad y en otros factores. En estos factores  diferenciadores nos centraremos a continuación.

 

1. Anorexia Nerviosa:

 

Los estudios actuales coinciden en considerar la AN como un trastorno de etiología multicausal (bio-pscio-social).  La definición que se utiliza hoy es la de “trastorno caracterizado por una conducta dirigida a perder peso corporal o a mantenerlo en los valores mínimos normales que se acompaña de un miedo irracional a engordar y de una distorsión de la percepción de la imagen corporal (peso, talla, figura), junto con la presencia de alteraciones neuroendocrinas y amenorrea en la mujer”. Afecta con mayor frecuencia a las mujeres (en una proporción 9:1 con respecto a los varones), generalmente durante la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta, aunque en nuestros días se describen cada vez más casos en niñas menores de 10 años y en mujeres de más de 30 años, así como en varones. Se distinguen dos tipos de AN:

-         AN subtipo restrictivo, en el que el sujeto no recurre a mecanismos de purga y su actitud se reduce a restringir la ingesta alimentaria.

-         AN subtipo compulsivo- purgativo: el sujeto se da atracones alimentarios que van seguidos de conductas compensatorias tales como el ejercicio excesivo, el vómito o el abuso de diuréticos y de laxantes.

 

Los síntomas más frecuentemente asociados a esta enfermedad son los siguientes:

 

·        Pérdida de peso del 15% o superior,  por debajo del peso esperado.

·        Uso inadecuado de laxantes, enemas o diuréticos en un esfuerzo por perder peso.

·        Restricciones en el consumo de alimentos por decisión propia y, a menudo, a escondidas.

·        Ausencia de la menstruación (amenorrea) en el caso de las mujeres.

·        Atrofia muscular.

·        Pérdida de tejido graso.

·        Presión arterial baja.

·        Caries, secundarias al vómito autoinducido.

·        Piel amarillenta (ictericia y palidez de mucosas).

·        Depresión  (no aparece en todos los casos, pero sí en la mayoría).

·        Persistencia en la negación de la enfermedad o no conciencia de enfermedad.

 

Las consecuencias asociadas a este trastorno son múltiples, destacando:

 

·        Deshidratación severa que puede provocar un shock cardiogénico.

·        Arritmias cardíacas relacionadas con la pérdida de músculo cardíaco y el desequilibrio de los electrolitos. Posible muerte súbita por este motivo.

·        Desequilibrio de los electrolitos (hipopotasemia sobre todo).

·        Desnutrición severa.

·        Disfunción de la glándula tiroides, que puede llevar a que se presente intolerancia al frío y estreñimiento.

·        Aparición de vello corporal fino similar al de los bebés (lanugo).

·        Edemas.

·        Disminución de glóbulos blancos, que lleva al aumento de la susceptibilidad a las infecciones.

·        Osteoporosis.

·        Erosión y caries dentales.

·        Convulsiones relacionadas con el cambio de líquidos (debido a la diarrea o vómitos excesivos).

 

El desafío mayor en el tratamiento de la anorexia nerviosa es hacer que el paciente reconozca que el trastorno en la alimentación es en sí un problema y no una solución a otros problemas. El propósito del tratamiento es restaurar el peso corporal normal y los hábitos alimenticios, así como resolver luego los problemas psicológicos asociados. En algunos casos, se puede recomendar la hospitalización del paciente (generalmente cuando el peso corporal cae por debajo del 30% del peso esperado).

 

2. Bulimia Nerviosa:

 

La BN se caracteriza por la ingestión periódica, voraz, impulsiva y rápida de enormes cantidades de alimentos ricos en calorías. Tras la ingesta, sobreviene un intenso malestar físico (distensión abdominal, gastralgias, náuseas...) y psíquico (sentimientos de culpa y vergüenza que generan autodesprecio y depresión), que se sigue de conductas encaminadas a eliminar la comida ingerida. Generalmente, el sujeto reconoce que su patrón de comida es anormal y puede experimentar temor o un sentimiento de culpa asociado a los episodios de atracón-vómito autoinducido. El peso corporal es normal o bajo, aún cuando la persona puede percibir que tiene sobrepeso (distorsión de la imagen corporal). Este trastorno ocurre más frecuentemente en mujeres adolescentes o al inicio de su etapa adulta, aunque a una edad algo más tardía que la AN (desviación típica de 2-3 años). Se estima que la incidencia es del 3% de la población general, pero el 20 % de las mujeres que cursan estudios universitarios la padecen. Los pacientes diagnosticados de BN tienen unos 14 episodios de atracón-purgación por semana.

Al igual que en la AN, la etiología de la BN es de tipo bio-psico-social. Los dos subtipos descritos son:

 

-         BN subtipo purgativo, en el que el sujeto recurre a mecanismos de purga y de compensación.

-         BN subtipo no purgativo.

 

Los síntomas que deben hacer sospechar un cuadro de BN son:

 

·        Atracón de comida seguido de conducta compensatoria.

·        Vómito autoinducido.

·        Uso inapropiado (abuso) de diuréticos y laxantes.

·        Amenorrea o hipomenorrea en las mujeres.

·        Comportamiento excesivamente orientado hacia el logro.

 

La BN puede desembocar en una serie de complicaciones de carácter más o menos grave, entre las que destacan por su mayor frecuencia las siguientes:

 

·        Pancreatitis.

·        Caries dental

·        Hipertrofia de las glándulas salivares.

·        Anomalías electrolíticas.

·        Deshidratación.

·        Estreñimiento.

·        Ruptura o daños graves en el esófago.

·        Hemorroides.

 

El propósito del tratamiento se fundamenta en cuatro pilares:

 

  1. El reestablecimiento de pautas de alimentación y nutrición adecuadas.
  2. La recuperación física, que incluirá estabilizar el peso y tratar las complicaciones secundarias a la conducta bulímica.
  3. Desaparición o control de la psicopatología.
  4. Estabilizar las relaciones sociofamiliares.



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