Gastroenteritis Aguda
domingo, 11 de junio de 2006 -
Foto: MCRI
 

1. CONCEPTO

La gastroenteritis aguda (GEA) es un cuadro inflamatorio intestinal de etiología generalmente infecciosa, manifestado por diarrea, a la que con frecuencia se asocian náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre. En los países industrializados, la diarrea aguda constituye una de las causas más frecuentes de consulta médica.

Aunque generalmente se manifiesta de forma aislada, puede presentarse de forma epidémica como en los brotes en hospitales y residencias, o en las toxiinfecciones alimentarias.

 

2. CAUSAS

La diarrea aguda casi siempre es, como hemos dicho, de causa infecciosa. También puede estar producida por intoxicaciones, fármacos, nutrición enteral, por impactación fecal o por situaciones de estrés psicológico o físico después de grandes esfuerzos. Asimismo, puede ser una manifestación de otras enfermedades del aparato digestivo, como isquemia intestinal aguda. Finalmente, la diarrea aguda puede ser la primera manifestación o el principio de un cuadro de diarrea crónica secundario a tumores intestinales, hipertiroidismo, intestino irritable, etc.  

 

3. DIAGNÓSTICO

Para el enfoque ante un caso de diarrea aguda, se debe, en primer lugar, valorar la gravedad y, a continuación, realizar un diagnóstico etiológico.

 

3.1. Valoración de la gravedad:


El objetivo de la valoración clínica es la distinción entre los casos leves 
(benignos y autolimitados) de los casos con GEA clínicamente importante. En la mayoría de las ocasiones, no obstante, no es necesario ningún tipo de valoración diagnóstica ni tratamiento específico, salvo rehidratación en su caso. Hay que tener en cuenta que según los tipos de diarrea las pérdidas hídricas pueden alcanzar entre 10 y 200 ml/kg peso corporal /día, lo cual supone un 20% del peso corporal, que puede constituir una situación de emergencia.

Los factores a identificar para una valoración correcta son:

·        gravedad de la enfermedad

·        duración de la diarrea

·        contexto epidemiológico en el que aparece el caso

·        situación del huésped en cuanto a inmunidad y defensas. 

Se debe delimitar lo que se considera como diarrea: de acuerdo con los criterios establecidos, deposiciones de más de 200 g, casi siempre líquidas y aumento de la frecuencia. Por otra parte, se valorarán los signos siguientes: sensación de sed intensa, sequedad de mucosas y disminución de la diuresis.

3.2. Pruebas diagnósticas:


Se realizan para valorar la afectación general y para el diagnóstico específico en los casos severos o de riesgo.

Las pruebas rutinarias de laboratorio son las necesarias para valorar el estado de hidratación y sus repercusiones sobre el equilibrio ácido-base y la función renal.


Para el diagnóstico etiológico, la exploración inicial en una diarrea es la determinación de leucocitos en heces con la tinción de Wright o azul de metileno. Permite la orientación diagnóstica de diarrea inflamatoria (como la producida por las enterobacterias Salmonella, Shigella, E. coli enteroinvasivo, Yersinia o Entamoeba).

Los test específicos para el diagnóstico etiológico no están indicados en todas las situaciones, y en general tienen poca utilidad práctica, salvo para estudios epidemiológicos. A pesar de la aplicación de las pruebas diagnósticas el 20-40 % de las gastroenteritis quedan sin diagnóstico etiológico.

 

4. TRATAMIENTO

El tratamiento de urgencia se basa en la rehidratación; otro aspecto complementario es la dieta. Los antibióticos y antidiarreicos tienen sus indicaciones específicas y en ocasiones son ineficaces o están contraindicados. 

           

4.1. Rehidratación:


Es el principal elemento terapéutico, ya que, en la mayoría de los casos, al ser cuadros autolimitados, se puede sobrellevar la enfermedad sin mayores consecuencias si se mantiene un adecuado nivel de hidratación durante unos días. En las situaciones leves, el tratamiento puede realizarse en el domicilio, y no es necesario emplear soluciones específicas, aunque se recomienda que sean soluciones que contengan sodio y glucosa, con el fin de aprovechar el mecanismo de co-transporte en la absorción de agua- sodio- glucosa- aminoácidos. Pueden emplearse agua e infusiones, refrescos sin cafeína, zumos o soluciones para rehidratación de los deportistas. En los casos moderados, deben utilizarse soluciones específicas, como la de la OMS, que contiene sodio, glucosa, bicarbonato, y potasio en cantidades similares a las que ocasionan las pérdidas intestinales. El equivalente a la solución de la OMS se puede preparar en 1 litro de agua, con el zumo de 3 limones, con 3 cucharadas (cucharas de postre) de azúcar, una cucharada de sal y media cucharada de bicarbonato sódico (limonada alcalina). Aunque haya náuseas, se han de beber pequeñas cantidades (1 cucharada cada 10 minutos), y luego pequeños sorbos, para pasar a beber con normalidad una vez hayan desaparecido las náuseas y los vómitos.

4.2. Dieta:

En general, debe mantenerse la ingesta durante los episodios de diarrea. Incluso en los casos con náuseas y vómitos, debe mantenerse, en cuanto sea posible, aunque sean pequeños sorbos de líquidos, que ayudan en la rehidratación.

Contrariamente a la creencia popular, la ingesta de alimentos no agrava la diarrea, no prolonga la evolución de la enfermedad y es una fuente de calorías para contrarrestar el estado hipercatabólico asociado a la diarrea. Se llevará a cabo una dieta astringente, y, en los adultos, deben evitarse: la leche, los alimentos que contienen lactosa, la cafeína, y las frutas que no están maduras. Se toleran bien los carbohidratos complejos (arroz, cereales, patata) las carnes magras, y algunas frutas. (Se debe seguir una dieta algo más amplia que la clásica dieta BRAT (plátanos, arroz, manzanas y tostadas).   

4.3. Antibióticos y antidiarreicos:

En general, se evitará el uso de estos fármacos, ya que pueden enmascarar, empeorar o prolongar el cuadro. En situaciones específicas en que estén indicados, se pautarán bajo prescripción y seguimiento médicos.

4.4. Probióticos:

Se han empleado Lactobacillus, bifidobacterias y Sacharomyces boulardi en la diarrea, con resultados favorables tanto para la prevención en situaciones de riesgo como para el tratamiento, aunque el nivel de evidencia de eficacia no permite recomendar su uso rutinario.

5. CONSEJOS Y DIETA PATA LA GEA

 

  • No tomar alimentos sólidos durante las primeras 4-6 horas (niños) o 12 horas (adultos). En este tiempo sólo se administrará Sueroral Hiposódico® (un sobre disuelto en un litro de agua mineral sin gas) o Limonada alcalina, bebiendo en pequeñas cantidades, de forma continua, según demanda (sin forzar).
  • Cuando se haya controlado la primera fase (se realicen menos de 3-4 deposiciones/día), se introducirá gradualmente la dieta sólida, siempre en pequeñas cantidades para comprobar la tolerancia a la misma.

 

- Alimentos permitidos (dieta astringente):

 

  • Sopa de arroz, sopa de zanahoria, puré de patatas y zanahorias, sopa de pescado.
  • Huevo pasado por agua, duro o en tortilla.
  • Pescado cocido o a la plancha. Los pescados deben ser blancos: pescada (congelada o fresca), lenguados, rape, faneca y gallo.
  • Carne de ave cocida o a la plancha (sin piel).
  • Frutas: manzana asada, manzana oxidada con una gotas de limón (rallada o pelada y partida en trozos dejando al aire un rato para que se oxide), membrillo, plátano maduro.
  • Pan blanco tostado.
  • En el desayuno se tomarán infusiones claras de té o manzanilla, edulcoradas con sacarina y pan tostado.
  • Durante toda la duración del proceso se mantendrá la rehidratación con Sueroral Hiposódico® o Limonada alcalina.

 - Observaciones:

 

  • No se deben tomar leche ni derivados. Se pueden tolerar el yogur natural y los quesos frescos (después de una mejoría franca).
  • Se evitarán las frutas y verduras crudas. Evitar durante una semana verduras de color verde: acelgas, espinacas, lechugas... así como la ingestión de almendras, compotas, nueces, pan negro… (por su efecto laxante).  
  • No tomar dulces: caramelos, chocolate, bollería, azúcar...
  • Evitar las bebidas muy frías, todo tipo de bebidas refrescantes, así como las aguas minero-medicinales con gas.

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